En la caja de Extremadura
Una viejecita
cargada de años se llegaba a la Caja de Extremadura:
-Aurelio quiero que
me des la metá de la metá de las perras que tengo en la libreta.
-Tía Pascasia yo no
me entero de nada de lo que usted se trae entre manos esta mañana.
-Y lo lihtoh que seih loh jóveneh y no sabes cuá eh
la metá de la metá. Poh mira Aurelio eh como si me garrota son ventemil rialeh
o cinco mil pehetah, me da iguá, que eh lo que tengo en la libreta.
La garrota la parteh por la metá y quean diez mil
rialeh, doh mir quinientah pehetah, y esa metá la güerveh a partí por la metá
que son cinco mil rialeh, que eh lo que yo quiero o sea mil dohcientah
cincuenta pehetah eh iguá.
¿Táh enterao Aurelio?
-Tía Pascasia
hábleme por euros que yo por riales como usted dice me hago un lío que ahora
mismo no sé ni donde estoy.
-Yo por leuroh como tú diceh tampoco maclaro hijo.
-Bueno tenga su
dinero y hasta mañana, mire la regofa
de gente que se ha juntao esta mañana
con el jaleo de los euros, los reales y la garrota. Tía Pascasia estoy mareado
con el lío que me ha formado esta mañana con la metá y la otra metá de la metá.
-Ehtah mareao porque la gente dahora no comíh mahque
potingueh y chupandinah que güerve la sangre agua. Haberte jartao de migah con
torreznoh veteaoh y acetunah y veráh como tieneh la cabeza en pié anque se
junda la bóveda.
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