miércoles, 27 de diciembre de 2017

Qué silencio presta el campo...

Qué silencio presta el campo...


Noche de tristeza y pena
que hasta el campo se enmudece.
Fue una noche tan serena,
que hasta los rumores suenan,
de las plantas cuando crecen.


En medio de un matorral,
noche de invierno tan pura,
nació en un chozo un chaval,
en la noche más oscura.


Ni la lumbre calentaba,
aquellas pálidas llamas,
de aquel triste anochecer.

Triste, porque aquella vida
desde el punto de nacer,
también viene perseguida.
Cual ni distingue ni ve
esa muerte embrujecida.


Noche monstruosa de calma,
tal silencio repartió,
que el eco en una montaña
de un pájaro que dormía
también dicen que se oyó.


¡Qué tesoro de humildad!
De entrañas de madre fiel,
cuando brota aquel clavel
entre el bosque y las estrellas.


¡Qué silencio presta el campo...
en una noche tan bella!


Hasta el ruido de un cencerro,
se oyó como una campana,
unos ladridos de un perro,
y unos suspiros del alma.

¡Señor !
¿por qué es la noche tan larga?
¡Haz que venga el Sol corriendo!
¡Di que nazca pronto el alba!


Como una voz misteriosa
-dice un carrero que oyó-
tened confianza en Dios,
que la noche es más hermosa
mientras menos corra el Sol.


Rafael Calzado Sanz. 

Orellana, diciembre 1969